16 Sep Que es y cómo funcionan los cursos de inmersión lingüística
Como ya comentamos en “Vivir para aprender”, la mejor manera para aprender un idioma es viviéndolo, es decir, encontrarnos en el ambiente de ese idioma para poder desarrollarlo como nos sea necesario en cada situación.
Por eso, uno de los mejores métodos son los cursos de inmersión lingüística ya que recrean situaciones similares a las que nos vamos a tener que enfrentar en la realidad.
Podemos diferenciar dos tipos de cursos de inmersión, los que se realizan en la misma zona lingüística del idioma que se quiere aprender, o los que se realizan recreando el ambiente sin salir de tu país.
Hoy vamos a tratar de explicar las inmersiones lingüísticas sin salir de nuestro país.
Son estancias de 5 días, por norma general de domingo a viernes, en un hotel cercano al punto de partida. En nuestro caso, por ejemplo, se realizan en pueblos cercanos a Madrid en los que no se tarde más de 2 horas en llegar.
Estas estancias, en las que solo se va a hablar en el idioma que se quiere aprender, están dirigidas por formadores competentes y especialistas en el idioma y en las materias a impartir. Estas materias están enfocadas a recrear situaciones reales, generalmente, del mundo de los negocios y/o del mundo empresarial como pueden ser presentaciones, reuniones, negociaciones, etc.
Como es lógico, las materias se imparten por distintos formadores, cada uno especialista en su campo. La duración de cada clase no debe ser superior a la hora y media por día y nunca superando las 8 horas de clases por día, ya que si se excede mucho, las clases acabarían cansando al alumno y siendo ineficaces.
Otro factor muy importante para que una inmersión lingüística sea efectiva, es el ratio de alumnos por formador. Lo recomendable es que el grupo total no supere los 20 alumnos y que haya un formador por cada 4-5 alumnos.
El curso de inmersión no acaba con las clases, ya que si no sería como ir a una academia. Tiene que haber un seguimiento y ”una ambientación para el idioma” por parte de los formadores fuera de estas. Buenos métodos que se utilizan son, por ejemplo, que a la hora de las comidas y de las cenas haya un profesor por mesa, o que al final del día se hagan juegos y actividades, también obviamente en el idioma a estudiar, para amenizar y aprender a la vez.
Como todo curso, tiene que haber una prueba y una evaluación. Una de las pruebas más comunes y recomendables para valorar es la realización de una presentación cara al público. La evaluación final consistirá en un sumatorio de todo lo aprendido, participado y demostrado a lo largo de estos 5 días. Gracias al seguimiento minucioso y casi horario que hacen los formadores de todos sus alumnos, estos podrán evaluarlos y realizar un informe exponiendo como ha sido su evolución, cuáles son sus puntos fuertes, cuales los débiles y como mejorarlos.
Alberto López
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